«Estos cien dias en el banquillo me han parecido 100 años»
Hace ya más de 100 años, cuando Xavi Hernández llegó al banquillo del FC Barcelona, hice un artículo llamado «Abróchense los cinturones» en el que analizaba el impacto y la ilusión que el de Terrassa había generado en el barcelonismo. Aún recuerdo a Xavi junto a Laporta y la afición en el Camp Nou vibrando con una emoción digna de la celebración de un título. Algunos que están muy lejos de entender lo que es este club se reían de aquello, ellos creían que ya estábamos celebrando la llegada inminente de los títulos; pero no, los culés celebrábamos que por fin habíamos vuelto al camino correcto y del que nunca deberíamos habernos separado, algo que los culés consideramos más importante que cualquier título.
A su llegada, Xavi Hernández se encontró una plantilla hundida y plagada de lesiones. Además, el Barça era noveno y tenía pie y medio fuera de la Champions League. Pese a todo esto, a Xavi se le pidió resultados desde el primer día, algo totalmente surrealista si tenemos en cuenta todas las dificultades. Como ya señalé en ese artículo, a Xavi había que pedirle que nos devolviese la identidad perdida, para que los jugadores vuelvan a sentirse parte de un proyecto y para que la afición se sintiese representada. Y eso, a base de metodología y paciencia, es lo que está consiguiendo Xavi. El equipo ya está en puestos de Champions y cuenta con una oportunidad de volver a ganar en Europa League, pero para valorar el mérito de Xavi hay que mirar más allá de los títulos. Además, la sensación de que pronto nos podremos volver a enfrentar de tú a tú a los equipos grandes de Europa se siente cada vez más cerca.
Hemos pasado del «es lo que hay» a tener una dinámica espectacular, y eso no es casualidad. Ahora mismo el equipo está en un estado inmejorable con todos los jugadores enchufados, incluidos aquellos que muchos querían fuera hace tres meses como Frekie De Jong, Sergiño Dest, Piqué, Jordi Alba o Busquets. El caso de estos tres últimos jugadores es para destacar porque han sido muy criticados y señalados como los amigos mimados de Xavi, y lejos de acomodarse, están mostrando su mejor nivel con Xavi en el banquillo. El técnico también está consiguiendo hacer un grupo mezclado la veteranía de estos jugadores con una serie de jóvenes con mucho talento y mucha ilusión por ganar y por trabajar por ello. Además se nota un buen rollo en el vestuario que recuerda al que creó Luis Enrique en la Eurocopa, el ambiente es muy importante en un equipo y por fin parece que se está creando un núcleo sano y unido.
Xavi está creando un bloque que está en camino de ser ganador para que el Barça lo vuelva a ser. En el fútbol de hoy en día se presta mucha atención a cuántas estrellas hay en un equipo y no tanto al colectivo en sí. Veo a muchos culés aterrados por la posibilidad de que Mbappé vaya al Madrid la temporada que viene cuando, si seguimos trabajando como lo estamos haciendo con Xavi y con los Pedri, Gavi o Ansu cuando se recupere, no le deberíamos tener miedo a nada ni a nadie. Mbappé o cualquier estrella no nos hará tanto daño si no tenemos complejos para ser fieles a nuestro estilo, para querer siempre el balón y para defendernos con él cuando sea necesario. Siempre con humildad y trabajando duro, pero la historia nos ha demostrado que nuestro estilo es ganador y que no nos debemos comparar con nadie más.
Xavi nos devolvió al camino, y al final de él seguro que nos esperan cosas increíbles, pero vivamos con pasión y paciencia la andadura porque de esta manera el premio será aún más satisfactorio. Los culés por fin podemos decir que nos volvemos a sentir representados por nuestro equipo, y eso no tiene precio. Disfrutemos y confiemos en el proceso.
DAVID REDONDO
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