Esta noche a las 21:00, Koeman empieza una prueba que durará una semana. El Barça juega tres partidos en siete días y el futuro del holandés dependerá de la imagen que se dé en estos encuentros. No solo vale ganar.
Como aquel que se presenta a un examen sin ningún tipo de certeza, habiendo estudiado la noche antes hasta alta horas de la madrugada y pensando, “bueno, a ver cómo sale”. Así llega Koeman al partido de hoy en el Camp Nou. El Barça recibe a un Granada que todavía no sabe lo que es ganar esta temporada, pero que cuenta con un entrenador que conoce los entresijos culés. Espera Robert Moreno pescar algo en un río que anda muy revuelto.
El foco esta noche estará puesto sobre el banquillo culé. Koeman, que en rueda de prensa actuó como el buen defensa que era, despejando cualquier tipo de acusación, es consciente de que hoy no solo vale ganar. Tendrá que convencer a una afición ya cansada de mediocridad que pide a gritos caras nuevas, y a un presidente que estará en el palco en ‘modo examinador’. Laporta lo vigila de cerca y le da esta semana de margen. Los blaugranas jugarán tres partidos en siete días ante rivales teóricamente asequibles. Si los resultados y el juego no acompañan, probablemente estemos ante el fin de la era Koeman.
El holandés sabe que, para pasar la prueba de hoy, probablemente, tenga que aparentar tener ‘cruyffismo’ arraigado que en realidad no es tal. Por ello, todo hace indicar que dejará a un lado la defensa de cinco y que volveremos a ver el sistema culé por antonomasia. Para el Barça no hay nada más identitario que La Masía, así que es muy probable que veamos en el once a varios futbolistas criados en esta escuela futbolística. Con la vuelta del 1-4-3-3 y la inclusión de los chavales, Koeman espera ganar tiempo hasta su siguiente examen, el jueves en Cádiz.
Desde el Barça aseguran tener el dinero para despedir a Ronald si es necesario, aunque la realidad también es que falta de un ‘plan B’ que genere consenso. Lo que está claro es que será complicado aguantar en esta guerra de trincheras hasta final de temporada. La relación entre el presidente y el técnico está más deteriorada que nunca. Laporta dejó claro desde el primer día que Koeman no era su entrenador. Aunque, después de no poder despedirlo debido a su alto coste, tuviera que hacer un giro improvisado y decir ante los medios que, “el ‘cruyffismo’ de Ronald era incontestable”. Lo último que ha aumentado un poco más el incendio han sido las palabras del entrenador en un documental grabado para la televisión holandesa, donde no deja en muy buen lugar al presidente afirmando que, “habla demasiado”. Mientras tanto, Laporta aguarda, sabedor de que el modelo hoy prevalece más en el palco que en el campo.
EMILIO VALENZUELA