
No hay felicidad completa en Can Barça. Primer tiempo con un contundente 0-3 en Balaídos, hasta que aparecieron los (no tan) viejos fantasmas: lesiones, equipo echado para atrás, errores individuales. Se juntaron todos los males y el Celta de Vigo logró empatar para quitarle la dulce despedida a Sergi Barjuán.
La salida por molestias de Ansu Fati tuvo mucho que ver, pero la clave fue renunciar a lo hecho en la primera mitad para cuidar el resultado. El propio Riqui Puig hizo ademanes para que los jugadores dieran un paso adelante y presionaran al rival, en vez de quedarse atrás tratando de resguardarse.
«Cuando tienes que hacer tres cambios por lesión trastocas todo el esquema táctico», dijo Barjuán. Y es cierto, pero no es excusa. La apuesta no se debe negociar, más allá de los intérpretes. Queda la incógnita de saber si el equipo también se hubiese replegado incluso con Ansu aún en el campo.
Xavi Hernández tendrá, afortunadamente, un par de semanas para empezar a trabajar en la recuperación total. Tras ya ser oficial su designación como entrenador del Barcelona, el de Tarrasa tiene mucho por hacer. Y no habrá necesidad de mirar muchos partidos. Con un par de repeticiones del duelo ante el Celta tendrá.
«En la segunda parte no hemos sido capaces de ir hacia adelante y los jugadores no sabían dónde situarse ante la presión», añadió el DT interino, detallando uno de los tantos problemas que debe corregir Xavi, quien deberá, entre otras cosas, acabar con la pesadilla blaugrana.
Por Yair Ruiz – @RuizYair