Crónicas

ES LO QUE HAY

El Barça vuelve a perder otro partido. Koeman puso un once con caras nuevas, pero el equipo demostró estar desconectado. Incapaces en las transiciones defensivas e inoperantes en ataque.

Todo hacía indicar que este era el The last dance de Ronald Koeman como entrenador del Barça hasta que, esta mañana, Laporta ha afirmado ante la prensa que el técnico holandés continuaría con independencia de lo que ocurriera esta noche en el Metropolitano. Sorprendente e imprevisible, el presidente ha decidido alargar todavía más el margen de confianza sobre un Koeman que ya tenía las maletas prácticamente hechas.

Para no echar leña al fuego y con la intención de que las palabras de Laporta no sean un farol, el holandés esta vez sí puso un once reconocible. Plagado de jugadores jóvenes de La Masía, con un centro del campo muy poblado y abandonando la defensa de cinco. Atrevido y sabiendo que ya no tiene nada que perder, se aferra a un cruyffismo que ha ignorado desde el día que llegó.

Comenzó el encuentro con un Atlético que apretaba muy arriba. Lo hacía sin miedo, sabedor de que el Barça no ofrecía prácticamente ningún tipo de amenaza al espacio. Los culés manejaban bien la pelota, con fluidez, pero con excesivo cuidado, sin arriesgar. La presencia de Gavi y Nico ofrecía al equipo la posibilidad de depositarse en campo contrario con relativa facilidad, pero las jugadas solían acabar en nada por falta de mordiente en la delantera.

El atlético, por su parte, siempre encontraba una salida gracias al buen hacer de Joao. El portugués puso en aprietos a un defensa como Araújo, que suele salir victorioso prácticamente en cada duelo. Se aprovechaba el jugador colchonero de que la banda de Mingueza quedaba descubierta, para sacar de su zona al uruguayo y crear un agujero en el centro de la zaga culé. Así llegó el primer gol de Lemar y el segundo de Luis Suárez. Daba la sensación de que el Atleti no tenía que hacer grandes esfuerzos para obtener ventaja en el marcador. El partido se fue al descanso finiquitado.

La segunda parte ofreció poco fútbol. El Barça seguía plano y a los del Cholo les bastaba con estar bien colocados para evitar males mayores. La única oportunidad clara fue para Coutinho, después de una gran jugada de Gavi, el más decidido de los azulgranas. Después entró Ansu y, en un par de acciones, generó ventajas que solo él puede ofrecer.

Este equipo da pereza. La mayoría de los jugadores se han contagiado y el riesgo está en que acaben haciéndolo también los jóvenes y los nuevos fichajes. Ya no es cuestión de que Koeman guste más o menos, es que el club pide a gritos algo que pueda revitalizarlo. Un giro que haga ver todo desde otra perspectiva. Hacerlo peor es muy difícil.

EMILIO VALENZUELA

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