El Barça consigue los tres puntos antes del primer parón por selecciones, tras vencer 2-1 al Getafe en la tercera jornada liguera.
Desde el pitido inicial parecía que iba a ser una tarde apaciguada en el Camp Nou. Nada más empezar el partido Sergi Roberto llegaba en segunda línea para rematar un centro de Jordi Alba y abrir el marcador. Una acción que alegraba entre otros al técnico azulgrana, que apostaba nuevamente por el tercer capitán como interior con Pedri de vacaciones, pese a la insistencia de muchos aficionados en ver a los canteranos más jóvenes.
Como viene siendo habitual, las situaciones que se proyectaban se acabarían convirtiendo en espejismos, ya que el Barça estuvo completamente incómodo ante el conjunto azulón, que se mostró correoso y en el cual dos ex jugadores azulgranas ponían en aprietos continuamente a la pareja de centrales formada por Lenglet y Ronald Araújo, que sustituían al lesionado Piqué y sancionado Eric García. Esas dudas defensivas tendrían sus consecuencias. Tras una jugada al más puro estilo ‘tiki-taka‘, Sandro combinaba con Aleñà para poner el empate en el minuto 18.
Ter Stegen que estuvo apartado cuatro meses de la portería por su operación en la rodilla, volvía y se encontraba con los mismos problemas que la temporada pasada. Unas costuras que se pueden hacer más evidentes si el porcentaje goleador se reduce respecto a las cifras que aportaba anteriormente Leo Messi.
Ahí es donde aparece Memphis Depay, capaz de rebelarse en contextos desfavorables. Entre tanto murmullo, a la media hora de juego, fue el único capaz de levantar al público de sus asientos con una jugada individual que vale su peso en oro, ya que sería el gol de la victoria. El ambiente se rodeaba entorno a su figura, dando luz ante la falta de brillo que en el caso de Antoine Griezmann se hacía evidente por su ausencia, que en contraposición al neerlandés sería pitado por momentos debido a su instrascendencia sobre el campo, donde aún se le sigue esperando.
Todos esperaban reacciones después de haber pasado por el túnel de vestuarios, pero en la segunda parte la tónica no cambiaría. Koeman seguiría dejando incógnitas antes, durante y después del partido. El equipo acabaría el encuentro con un planteamiento ultradefensivo para mantener el resultado, donde la propuesta final sería un 5-4-1 de esquema y Memphis Depay acabaría siendo la única referencia en ataque.
El público aburrido por el conformismo, tan solo podría animarse con el debut de Gavi y la entrada de Nico.
Este Barça sigue dejando muchas dudas, pero Koeman tiene tiempo para recapacitar en este parón de selecciones. La clave estará en las consideraciones que tome y si empieza a valorar más allá de los resultados.
NACHO JIMÉNEZ
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