Los chicos de Koeman deben remontar un 2-0 si quieren estar en la próxima final de la Copa del Rey. El técnico holandés cree en la remontada y puede que repita el mismo once con el que ganó el pasado domingo en el Sánchez Pizjuán.
El Barça disputará esta noche la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey ante el Sevilla. Quién diría hace unos años que, un partido como este, podría marcar el devenir de la temporada y el futuro de un entrenador culé. Un equipo acostumbrado a ganar títulos ostentosos y que ahora, encuentra en esta competición tan denostada, el acicate necesario para empezar a salir de un bache que se ha convertido en una montaña imposible de escalar.
Si antes era común ver al Barça remontar eliminatorias en partidos trepidantes, ahora el aficionado blaugrana se ha habituado a ver cómo su equipo es superado una y otra vez por rivales que “le han perdido el respeto”. Lleva tiempo el Barça sin mostrar su grandeza en momentos importantes como este, por eso el partido de hoy se presenta como la oportunidad de empezar a construir un cambio de mentalidad necesario.
Para Koeman, la Copa se ha convertido en un objetivo prioritario. Cree el holandés que esta es la manera más rápida de llegar a conquistar un título esta temporada. En Liga el Atlético está con una distancia considerable y en Champions la losa del 1-4 ante el PSG es algo casi insalvable. Por eso es muy probable que repita la alineación del pasado domingo, con Pedri incluido. El canario se ha recuperado de forma milagrosa de lo que parecía una lesión muscular en el muslo de su pierna izquierda. La amplitud en los costados sería para Jordi Alba y Sergiño Dest, y arriba, Dembélé intentará aprovechar su velocidad cuando los espacios se lo permitan.
La baja de Araujo, el hombre defensivo más fiable, terminó de desproteger a un equipo ya de por sí vulnerable. Por eso Koeman cree que, colocando tres centrales y dos carrileros, dota al equipo de una estabilidad necesaria cuando no puede contar con el central uruguayo. Con este sistema, el Barça ganó el domingo de forma convincente en el Pizjuán. Lo hizo con un resultado que hoy le serviría para forzar la prórroga.
Y es que remontarle un 2-0 a este Sevilla es una tarea extremadamente difícil, los de Lopetegui han recibido solo cinco goles en sus doce últimos partidos. Las esperanzas pasan por repetir el partido de la última jornada y estar seguros atrás sin que el Sevilla haga un gol que obligara a los culés a tener que marcar cuatro. Hay antecedentes a los que agarrarse, en 2019 el Barça ya le remontó este mismo resultado al conjunto hispalense con una goleada por 6-1 en el Camp Nou. Pero claro, ni este Sevilla se parece en nada a aquel, ni el aspecto del estadio entonces era el que tendrá esta noche. Donde había miles de personas animando, hoy habrá miles de asientos vacíos y un silencio interrumpido solo por las voces de los propios jugadores.
Si el Barça consigue acceder a la final de Copa, dará un paso de gigante en su proceso de maduración psicológica. Algo necesario para un equipo totalmente aciago, falto de estímulos positivos que puedan devolverle la autoestima de sentirse un club grande y respetado. Veremos si hoy se pone la primera piedra del futuro prometedor que se aproxima o, de lo contrario, se vuelve a retrasar la recuperación, como mínimo, hasta la temporada que viene. Remontar esta noche podría ser el inicio de una semana grande, culminada el domingo con las elecciones más importantes de la historia reciente del club.
EMILIO VALENZUELA