El Barça gana con autoridad ante uno de sus rivales directos. El cambio de sistema de Koeman aportó seguridad defensiva y el equipo respondió. El Sevilla no disparó a portería y se abre una vía para la esperanza de la remontada en Copa.
El Barça llegaba a Sevilla con la necesidad imperiosa de quitarse de encima buena parte de los miedos que acaban lastrándolo y contrayéndolo, haciendo que parezca un equipo vulgar cuando compite en escenarios de máxima exigencia como el Sánchez Pizjuán. Una victoria así de convincente, en un feudo como este, puede aportar al Barça la vitamina necesaria para afrontar lo que viene: vuelta de Copa ante los sevillistas y viaje a París para lavar la imagen después del 1-4 de la ida.
La alineación de Koeman ya hacía prever que el partido de hoy no era ante un rival cualquiera. El holandés, después de dos meses, movió el 4-3-3 con el que había sido capaz de dotar al equipo de una identidad que tanto ansiaba. La fragilidad defensiva, acentuada en los últimos encuentros, ha provocado este cambio de sistema del técnico culé. Salía el Barça con tres centrales y dos carrileros como Alba y Dest. El centro del campo era el de siempre y, arriba, la novedad estaba en la ausencia de Griezmann. La intención era actuar con un 5-3-2 en defensa y con un 3-5-2 en ataque.
Ambos equipos comenzaron el partido de forma respetuosa. Con el miedo siempre a la espalda y con la certeza de tener que encontrarse de nuevo dentro de cuatro días. Ninguno de los dos presionaba en exceso y el partido transcurría de forma lenta, sin que ocurriera nada extraordinario. Los culés dominaban la pelota, pero lo hacían con una parsimonia que no inquietaba a una defensa comandada por Koundé y Diego Carlos. Los locales optaban por salir rápido buscando a De Jong, pero era un islote superado por Piqué en los duelos aéreos.
EL FACTOR MESSI
Sin desequilibrio, el partido entraba en un bucle de posesiones sin ningún tipo de acicate. Pero el Barça tiene a Messi, y darle dos segundos para pensar ya es demasiado. El diez, que por fin conseguía girar en el medio del campo, levantaba el periscopio y ponía un pase al espacio para que Dembélé encarara y batiera por bajo a Bono. El ‘mosquito’ aprovechó el amplio espacio entre los centrales que había dejado la defensa sevillista.
El extremo francés, hoy haciendo las funciones de ‘falso delantero’, actuaba como velocista después de cada recuperación blaugrana. Más integrado y más acertado en la toma de decisiones, Dembélé tenía inquietos en todo momento a unos centrales que no se atrevían a salir tan arriba como de costumbre. Parecía acertada la propuesta de Koeman en la primera mitad.
En el segundo tiempo comenzó con la misma dinámica con la que terminó la primera. El Barça dominaba el partido y el Sevilla no era capaz de robar en lugares comprometidos. Los culés, que iban encontrando cada vez más espacios, dispusieron de dos oportunidades claras para ampliar el marcador. Jordi Alba no llegó por muy poco a rematar una contra comandada por De Jong, y Dest estrelló un balón en el palo después de una gran jugada colectiva.
Los de Koeman perdonaban y eso daba vida a los sevillistas. Exigidos por el resultado, apretaron más arriba y el Barça por momentos perdió el control de la pelota. Aunque no eran capaces de crear peligro, salvo una jugada anulada por mano previa de En-Nesyri. Entremedias, Pedri se lesiona y entra el juvenil Ilaix. Araujo, que acababa de entrar por Piqué, también fue sustituido por resentirse de su tobillo. Lejos de despistes por los contratiempos, los culés seguían a lo suyo y, en estas, apareció otra vez Leo Messi.
El rosarino tira una pared con Ilaix, que se la devuelve de tacón para que este encare portería. Regatea al siempre complicado Fernando de forma pasmosa y, después de un rebote con Bono, empuja el balón a puerta vacía. Dos apariciones y dos goles del Barça. Los blaugranas dan un golpe sobre la mesa después de sus últimas actuaciones y abren una vía de esperanza para la remontada en el partido de Copa del próximo miércoles.
EMILIO VALENZUELA
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