
“Si no arriesgas no ganas” es lo que la gente se repite para atreverse pero en casos como este debería ser “si no apuestas, pierdes”. En el Barça de la crisis de identidad (deportiva e institucional) han salido destellos que iluminan con fuerza el presente y el futuro. Estas luces nuevas de dentro y de fuera son un claro mensaje de esperanza, para decir “con ellos las cosas mejorarán.”
La última luz que se ha prendido, por ahora, es la de Ilaix Moriba. Centrocampista nacido en Guinea con 18 años recién cumplidos y el debut fresco. Ilaix llegó al Barça con siete años y a partir de ahí ha quemado etapas a una velocidad fuera de lo normal, y es que su físico privilegiado y su don a la hora de tocar el balón, se lo permiten.
Jugando de interior adelantado, Moriba se ha propuesto romper esquemas. Su perfil como jugador desafía los estereotipos de los mediocampistas con ADN Barça que normalmente se ven bajitos y delgados. Ilaix transmite todo lo contrario, corpulento, potente pero eso sí rápido con los pies y, más importante, con la cabeza. Es el jugador tipo formado en La Masía que se atreve a tener el balón, el estilo lo exige. Si de personalidad se trata, Ilaix desborda y se considera su mayor virtud.
En el Barça tienes que exigir tener la pelota, mimarla, mientras más cerca la tiene más cómodo sentirte. Lo mismo pasa con él y esas ganas de estar, esas ganas de seguir apareciendo. En la salida de balón, en la medular o en la llegada a la portería, la finura del toque como un diamante en bruto y el carácter para siempre dar un paso al frente, porque así ha crecido y porque su calidad se lo permite. Es tan importante ser bueno como creérselo e Ilaix se lo cree.
Es muy pronto para definir a un futbolista tan joven como Ilaix Moriba pero si hay que definirlo, el momento que aparece en la mente una y otra vez es el Estadio Johan Cruyff, un partido que agonizaba y un gol de Ilaix reventando la red sellando la remontada para soñar con el ascenso. Un gol que gritó hasta sacarse la camiseta, un gol hecho de personalidad. El talento te lleva, el conocimiento te acerca, la personalidad te mantiene y esas ganas incansables de comerte el mundo hacen que levantes la mano y llames la atención de un tipo como Ronald Koeman.
No es un ‘box-to-box’ que se encuentra en el mercado. Es un interior de talento incuestionable, que tiene la llegada que tanta falta ha hecho y todos los conceptos de La Masia aprendidos. Un jugador así no se compra, se tiene en casa.
Por: Aina Canales