Otro tropiezo más, otro esperpento más, otra muestra más de que este este equipo no tiene rumbo alguno y que necesita cambios tan radicales como urgentes. El equipo llegaba con buenas sensaciones tras la buena actuación ante el Valladilid la jornada anterior y ayer tenía la oportunidad de cerrar de la mejor manera posible un pésimo 2020, pero nada más lejos de la realidad. El Barça cosechó un empate ante el Eibar en el Camp Nou con sabor a derrota y que resume muy bien las sensaciones que se han vivido en Can Barça durante este agónico año.
Hay un dato de este Barça de Koeman que asusta: No ha conseguido ganar dos partidos consecutivos en toda la temporada. Una de cal y otra de arena, una exhibición y otro esperpento. Una montaña rusa de resultados que ya empieza a marear a la afición. Irregularidad propiciada por la falta de competitividad y por los errores infantiles en defensa que ayer le toco cometer a Araújo, el uruguayo falló gravemente y concedió el gol a los vascos y al final del partido pidió él mismo dar la cara para pedir disculpas por su fallo, hecho el cual honra y mucho a Ronald.

Koeman optó por mantener el mismo sistema que utilizó en Pucela, con tres defensas y dos carrileros. El nuevo sistema pilló desprevenido al Valladilid, pero no ayer al Eibar de Mendilibar que ahogó al Barça con una presión alta y efectiva. Ayer no estuvo Messi, y no estaba de vacaciones como inventaban algunos, volvió a tiempo de tratarse de su lesión en Argentina para apoyar al equipo desde la grada. Ante la ausencia del astro argentino, Griezmann que tenía que echarse el equipo a sus espaldas, y no lo hizo. El francés volvió a estar desaparecido hasta cuando había que elegir el lanzador de un penalti. Pedri intentó tirar del carro pero no encontró pareja de baile ayer sobre el césped del Camp Nou.
Fue un partido lamentable del Barça aunque aunque perfectamente pudiese haber salido victorioso del choque. El equipo falló un penalti, marcó un gol que fue anulado por el VAR y fue dominador en cuanto a posesión y en cuanto a ocasiones; pero la falta de efectividad arriba penaliza y mucho. Ese peligro y esa efectividad de la que carecía vino en la segunda parte de la mano de Ousmane Dembélé. El francés volvió como un avión, mostró que está a otro ritmo y consiguió marcar poniendo el empate definitivo en el marcador. Para finiquitar el desastre, Coutinho salió en la segunda parte, se lesionó y estará 4 meses de baja. Tiempo en los que un jugador como Riqui Puig que siempre que sale mejora lo que hay, podría tener oportunidades. Ayer Koeman le dio 3 minutos al final del partido y se ve cada día más complicado que se trague sus palabras acerca del canterano y que confíe en él.

Ronald Koeman al final del partido hizo las siguientes declaraciones:
«Hay que ser realista, reconozco que la Liga está muy difícil».
Cuando el que debe ser capitán del barco se tira pasa esto, que no hay nadie al mando que tome el rumbo de la situación mientras que la afición se ve abocada a la resignación ante una temporada que cada día pinta más oscura.
DAVID REDONDO