El Barça sigue sin ser capaz de dar continuidad al buen fútbol. Después de un muy buen inicio de partido, los culés se desinflaron y dieron vida a un Dinamo que se vio con opciones. Ter Stegen, el responsable de que los tres puntos se queden en casa.
Volvía la Champions al Camp Nou. Desde que comenzó la temporada, el equipo dirigido por Ronald Koeman había mostrado muchos más signos de esperanza en la competición europea que en el campeonato doméstico. Todo hacía indicar que, el partido de hoy, serviría de bálsamo para despejar las dudas de un equipo que no termina de arrancar. Nada más lejos de la realidad.
El Barça comenzará ahora un mes y medio decisivo. Están justo en el momento de decidir hacia dónde quieren ir. Porque para un equipo pobre de confianza, cualquier momento es bueno para romper esa coraza que les impide volver envalentonarse. Hasta una simple victoria ante el Dinamo de Kiev, podría desencadenar una avalancha de certezas donde antes solo había incertidumbres. Porque como le dijo Van Nistelrooy a Higuaín, “los goles son como el kétchup”. A veces, por mucho que lo intentes, las cosas no salen; pero cuando menos te lo esperas, todo viene de golpe. Pues tendrá que seguir intentándolo el Barça, porque aún no encuentra ni de lejos su mejor versión. Esa que le permita dar continuidad a un juego que solo aparece por momentos.
A pesar de que últimamente la carga de partidos estaba siendo considerable, Koeman no ha reservado nada para afianzar su liderato en el grupo de la Champions. Pocas rotaciones y un once muy reconocible. Lo más destacado, la vuelta de Ter Stegen; la inclusión de De Jong en el eje de la zaga, que ya ejerció ahí en los dos últimos encuentros y lo hizo de forma notable; la apuesta por Sergiño Dest en el lateral derecho; y la inclusión, otra vez, de un Pedri en estado de gracia.
Comenzaba partido con Messi abierto en banda derecha, Pedri de media punta, Ansu en izquierda y Griezmann de nueve. Con un Dinamo muy metido atrás, el Barça tuvo desde el principio el monopolio absoluto del balón. Tres minutos duró la resistencia ucraniana. Una gran jugada de todo el equipo acabó en penalti sobre Messi. Sería el propio capitán el encargado de ejecutarlo y poner el cero a uno. Sigue el idilio del ‘diez’ con los once metros, algo que hasta ahora podría ser su única cuenta pendiente.
Los culés estaban gustándose y se notaba. Realizaban un ejercicio de ataque constante frente a un Dinamo al que solo le quedaba defender y despejar. Como si de balonmano se tratara, el Barça movía la pelota de un lado a otro a la espera de encontrar una grieta en la defensa del conjunto ucraniano. Para ello, la mejor arma era Ansu Fati. El canterano estaba siendo un auténtico puñal en banda izquierda. De sus botas nacieron las jugadas más peligrosas de la primera mitad.
El acoso, casi abusivo, parecía no tener fin. Pedri estrellaba el balón en el larguero después de un gran pase de Dest y, segundos más tarde, Griezmann fallaba el segundo gol cuando tenía todo a favor. Todo parecía controlado y, quizás por eso, los de Koeman bajaron una marcha y la presión ya no era la misma. El Dinamo, que hasta pasados los primeros veinte minutos no había podido enlazar tres pases, era capaz de pisar zonas de peligro con cierta tranquilidad y buen hacer. Con su mejora en el juego llegó también su mejor oportunidad. Un remate a bocajarro en el borde del área pequeña que Ter Stegen sacaba con una parada inverosímil.
El segundo acto comenzó con la misma tónica. El Barça solo despertaba con los chispazos de Messi. El argentino, que no paraba de intentarlo, sigue sin tener suerte para fabricar goles que no sean a balón parado. Hoy tuvo en frente a un portero que estaba dispuesta a seguirle el juego a Ter Stegen. El joven guardameta ucraniano realizó varias intervenciones que mantuvieron con vida a su equipo.
Cualquiera diría que Ter Stegen ha estado tres meses lesionado. El alemán salvó tres goles cantados en el segundo tiempo. Y cuando peor estaba el Barça, llegó el segundo gol. Un muy buen centro de Ansu lo mandaba al fondo de la red Gerard Piqué. Se estrenaba esta temporada el central catalán. Pero los culés seguían con un ritmo parsimonioso y empeñados en darle vida a un partido que parecía ya cerrado. Hasta el final tuvieron que pelearlo. El Dinamo recartaría distancias por medio de su capitán. Este empujaba el balón despues de otra gran parada de Ter Stegen. Lo único salvable en el día de ayer.
EMILIO VALENZUELA