Los culés, en el papel del doctor Jekyll y Mr. Hyde, volvieron a mostrar su cara ‘b’, la de La Liga. Esa que les ha llevado a encadenar cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria. Lo intentaron hasta el final, pero se encontraron siempre con un Pacheco inconmensurable.
En la noche de Halloween, el Barça llegaba a Vitoria con la idea de ahuyentar a los fantasmas que pudieran frenarles en el camino que se inició el miércoles en Turín. Tenían la confianza bien asentada, después de realizar ante la Juventus su mejor partido en lo que va de temporada. Los blaugranas mostraron su versión más puritana, controlando el partido de principio a fin y estableciendo una jerarquía que hacía muchos años que no mostraban fuera de casa en Champions. El resultado fue de cero a dos, pero la realidad es que disfrutaron de innumerables ocasiones para, incluso, haber goleado.
Si la Champions está sirviendo para comprobar que este nuevo Barça de Koeman tiene mimbres para, al menos, aspirar a competir por todo, la liga está evidenciando que todavía deben ir con pies de plomo. El Madrid, que ya había ganado su partido, también recordaba a los culés que no tienen más tiempo para siestas. Mendizorroza se presentaba como el escenario perfecto para dar continuidad y demostrar que lo de Turín no fue solo una casualidad. Y es que el Barça ha ganado en sus ultimas cinco visitas a Vitoria, con un balance de 18-0.
Para refrendar la buena sintonía con la que llegaba el equipo, Koeman quiso asegurar con un once con pocas rotaciones. Volvían Piqué, Busquets y el cumpleañero Ansu Fati, fijos hasta ahora; mantenía a Dembélé y Griezmann después de sus buenas actuaciones; y dejaba en el banquillo a un Pedri que maravilló a todos.
No acabó muy contento el técnico holandés con lo visto en la primera mitad. El Alavés comenzó el partido ejerciendo una gran presión, capitaneado en todo momento por un Deyverson con el tanque de gasolina bien lleno. El Barça, parsimonioso, no era capaz de encontrar situaciones que crearan un espacio favorable para los hombres de arriba. Tuvo que ser Lenglet, con un buen pase en profundidad, el que habilitara a Ansu para que este dispusiera de la primera oportunidad. El chaval, que estrenaba mayoría de edad, fallaba en un mano a mano ante Pacheco.
Los locales seguían calcando a la perfección el plan previsto por Machín. Asfixiar en la presión, cerrar espacios por dentro y salir rápido en el momento del robo. Las bandas que dispuso Koeman estaban poco participativas, el equipo no tenía mucha amplitud y casi todas las jugadas de ataque acababan embotelladas por el centro. Un enjambre de piernas desbarataba todo intento de un Leo Messi algo desesperado.
Comenzaba el Barça a mover el balón con un poco más de rapidez, cuando llegó la jugada tonta de la noche. Piqué cede para Neto, este actúa con una calma excesiva, se trastabilla, y pierde el balón para que Luís Rioja marque a placer. Comenzaban los problemas serios para Koeman.
La segunda parte comenzó con un triple cambio. Entraban Pedri, Trincao y Pjanic, y se marchaban Lenglet, Busquets y Dembélé. Se notó el aire fresco de las sustituciones. El equipo iba a otro ritmo. Ansu empezaba a ser incisivo por la banda izquierda, Pjanic movía con rapidez y enlazaba con un Pedri que, por momentos, desarboló a los locales.
Comenzaba el acoso por parte de los culés y, para colmo, el Alavés se quedaría con uno menos por la doble amrilla a Jota Peleteiro. Tenían treinta minutos de superioridad para darle la vuelta al marcador. Parecía que todo se ponía de cara cuando, en un rechace de Tomás Pina, el balón quedó suelto para un Griezmann que, por fin, definía con clase por encima de Pacheco.
Esa fue la única ocasión en la que el guardameta extremeño recogería la pelota del fondo de la red. El asedio total, encabezado por Pedri y Messi, se encontraba siempre con los guantes de un Pacheco que realizó varias paradas inverosímiles. El cansancio y las ansias por conseguir el segundo, hicieron que el Barça se precipitara cuando el partido pedía temple.
Aguantaron como jabatos los locales, por más que lo intentará, el Barça siempre obtenía la misma respuesta: córner o parada de Pacheco. El conjunto culé vuelve a dejarse puntos en su carrera por La Liga. Ya son cuatro partidos consecutivos sin ganar, y la sensación de que el Madrid se escapa sin realizar grandes esfuerzos.
EMILIO VALENZUELA