Mañana, jueves 11 de junio de 2020, se producirá el retorno de la máxima categoría del fútbol español. Poco más de 24 horas restan para que se dispute el segundo encuentro entre Sevilla FC y Real Betis en la presente temporada.
En otras palabras, se trata del derbi más largo de la historia de la competición. Un partido que, de no ser por la catástrofe causada por el COVID-19, hubiera tenido lugar el pasado 15 de marzo. Una espera de casi tres meses en la ciudad hispalense que está llegando a su fin.
El derbi se ha hecho de rogar. Así lo han hecho saber los (ex-) integrantes de ambos equipos, dejando titulares comprometidos sobre uno u otro club. El supuesto favoritismo bético declarado por Loren Morón y Alfonso Pedraza, la comparación de aficiones por parte de Sergio Canales, la convicción de puntuar de Joaquín Caparrós y la distancia sideral en la tabla de la que hablaba José María del Nido. Declaraciones que no han hecho más que avivar la llama y la rivalidad entre Sevilla y Betis.
Una rivalidad que, por otro lado, no podrán vivir las aficiones, al menos desde el estadio sevillista, pues el fútbol se reanuda, por el momento, sin público en las gradas. Así, desaparece el «factor campo» y la existencia de un favorito en el contexto de un derbi es, si cabe, menor.
A pesar de todo, el balón echará a rodar en apenas un día y en la noche sevillana lo hará de una forma más apasionante. Porque, si algo caracteriza el derbi sevillano, a pesar de su complejo contexto en esta ocasión, es la pasión. Al fin, vuelve el deporte rey.
Alejandro Sánchez